martes, 4 de noviembre de 2008

Por qué queremos que gane Obama

-EL MUNDO apuesta por el candidato demócrata porque ha demostrado más cualidades
-McCain se ha revelado en la campaña como un político contradictorio y voluble

Los estadounidenses acuden hoy a las urnas y lo primero que podemos sentir los defensores de los valores democráticos en el continente europeo es un gran alivio, pues, venza quien venza, ganaremos con el relevo.
Es difícil recordar una Presidencia con un balance más nefasto que la de George W. Bush, denostado por ambos candidatos con casi igual fervor, y de ahí que este 'supermartes' sea acogido con ilusión. Eso, sin embargo, no nos hace indiferentes al resultado, y si pudiéramos votar, nuestra opción sería el candidato demócrata Barack Obama.

McCain saludando a Obama, en presencia del arzobispo de N. York, Edward Cardinal Egan, en una cena en el hotel Waldorf-Astoria. (Foto: Efe)
Partimos de la premisa de que a Europa le va mejor cuando a EEUU le va bien, y en este sentido Obama ha demostrado tener más cualidades que McCain para ser un buen presidente; una mayor disciplina, inteligencia y visión, más capacidad para fraguar consensos -se da por hecho que destinará cargos importantes a insignes republicanos- y mayor templanza.
La dispar reacción de ambos candidatos ante el recrudecimiento de la crisis económica disipó las dudas sobre quién podría infundir una mayor confianza a los mercados y a los ciudadanos. Y aunque sea verdad que Obama carece de una extensa experiencia política, ha demostrado, con su trayectoria vital y con la forma en la que ha conducido su campaña, que está dotado de cualidades esenciales para el liderazgo.
Existen además razones fundadas para pensar que Obama será mejor presidente de cara a las relaciones diplomáticas con el resto del mundo. La elección de un negro de origen humilde para el cargo desafía a cuantos cuestionan la condición de auténtica democracia de los EEUU y la posibilidad de realizar el sueño americano que enuncia que cualquiera puede llegar donde se proponga si aúna esfuerzo y talento.
Un afroamericano en la Presidencia de los EEUU no eliminará de raíz las tensiones raciales, pero sí contribuirá a aminorarlas, y ofrecerá una cara más amable de la primera potencia mundial al resto de países, en especial a los menos desarrollados.
Ganaremos con el relevo. Es difícil recordar una Presidencia con un balance más nefasto que la de George W. Bush, denostado por ambos candidatos
Aunque ambos candidatos han apuntado el deseo de llevar a cabo una política más multilateralista que su predecesor, las intenciones de Obama resultan más creíbles. Por ejemplo, mientras McCain afirmaba estar dispuesto a bombardear Irán antes de hablar con sus líderes, el demócrata prefería emprender negociaciones que frenen su programa nuclear y, sólo cuando éstas fracasen, recurrir a la fuerza. Desde luego, si hay alguien capaz de hacer uso eficaz del poder blando de la persuasión antes de tener que recurrir al poder duro de la acción militar, ése es el carismático y gran orador Obama.
Respecto a Irak, si el programa del candidato republicano es fundamentalmente continuista con la política de Bush y refleja la misma obsesión con una 'victoria', la opción del demócrata es más pragmática. Obama ha prometido una retirada progresiva de las tropas, pero se ha negado a aventurar un calendario pese al tirón populista que esa oferta hubiera tenido entre los suyos. Su intención de centrar sus esfuerzos en Afganistán exigirá el incremento de tropas, pero resulta innegable que la estabilización de este avispero es una urgencia para las democracias occidentales.
Obama no tendrá además que enfrentarse a su partido para llevar a cabo sus propuestas para luchar contra el cambio climático o aplicar la legalidad internacional en las misiones en el extranjero. Aunque, como senador, McCain demostró ser capaz de llevar la contraria a los republicanos, su comportamiento en la campaña ha revelado un político contradictorio y voluble, en especial con su cuestionable elección para la Vicepresidencia. Las perspectivas de una posible presidenta Palin son otra razón nada despreciable para preferir que gane Obama.
En todo caso, es el sentido del gran acontecimiento histórico a punto de consumarse, y no su letra pequeña, lo que nos tendrá esta madrugada en vilo.

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