viernes, 19 de septiembre de 2008

Sexo por obligación





Muchas son las situaciones de poder que se viven a diario, algunas pasan desapercibidas, pues es "normal" que unos sometan a otros. Sin embargo, no es algo que deba aceptarse y, por desgracia, hay situaciones donde no se hace mucho, pero las secuelas son casi irreparables.

La violencia sexual es un ejercicio de poder, donde se somete a una persona, obvio, contra su voluntad a tener sexo. Es un tema delicado, pues de sólo imaginarlo muchos se sienten agredidos, otros de sólo escuchar respecto al tema, se alteran y hasta se enfadan, pues es algo inconcebible.

Hay que diferenciar la violencia sexual de otros términos como el abuso sexual o el acoso sexual. El sexólogo Enrique Ortiz nos comenta: "La violación está dentro de la violencia sexual y tiene tres características básicas, la penetración (por cualquier vía), uso de fuerza física o psicológica y el no consentimiento de la persona sometida.

"En el abuso sexual no hay penetración, hay tocamientos que pueden ser del agresor al agredido o viceversa; aquí es más común una diferencia de edades. En el acoso es más común que se dé en lugares como el trabajo o la escuela y que sea tanto de una autoridad como de alguien del mismo rango."

Por otro lado, ya está tipificada la violencia dentro del matrimonio, donde una de las partes, principalmente el hombre, somete a la mujer para tener relaciones sexuales contra su consentimiento, usando la violencia.

Cada caso de violencia sexual es distinto, entre ellos comparten similitudes, pero no se puede generalizar sobre las causas. Es común que los agresores sean hombres, más no se descartan a las mujeres; que los agresores estén dentro del mismo círculo (en caso de abuso); y que sea una actitud repetida.

Si me pasa ¿qué hago?

Es importante antes que nada identificar las situaciones de violencia sexual, "es un fenómeno social que se debe atender; hay que hacer difusión, la violencia se inicia en el noviazgo y es importante identificar las formas de violencia."

Parece ser, por otro lado, un caso de masculinidad, donde los hombres creen que tienen derecho a someter a cuanta persona quieran, pues son más fuertes y tienen la capacidad de violentar a conocidos o desconocidos.

Otro punto importante es hablarlo, "la violencia se perpetua por el silencio, hay que contarlo y que las personas que lo escuchen le den credibilidad al que lo cuenta, si no es contraproducente, sobre todo si es entre familia."

Es complicado saber el porqué de la violencia sexual, lo que si es que a veces tiene mucho que ver la educación en materia sexual. Vivimos en un país donde los temas sexuales se tocan con pinzas, muchos se asustan, y entonces el sexo se ve como algo sucio.

A un niño, por ejemplo, es necesario educarlo correctamente, que no es lo mismo que ocultarle lo que es la sexualidad, todo a su tiempo, pero decirle que no se toque, que no se vea, lo hace crecer con remordimientos. Hay que explicarles cuáles zonas de su cuerpo pueden tocar ellos y cuáles pueden tocar los demás, y de qué forma, pues si no saben puede parecerles normal el abuso.

Los hombres también son abusados, pero en su caso, por miedo o pena no lo denuncian, ni lo comentan, sobre todo cuando es por parte de otros hombres, pues corren el riesgo de poner en duda su preferencia sexual.

Cabe destacar que hay mitos en torno a la violencia sexual y sobre todo a que si alguien que fue violentado se convierta en violador. "No podemos generalizar, sí puede pasar que una persona violada o abusada haga lo mismo; tiene que ver con si lo trabajaste o atendiste, con el significado dado".

Aún así hay quien tarda en superarlo y quien tiene claro que no haría algo similar , pues entienden el dolor y sufrimiento que causa, pero sobre todo las secuelas. También los que al no trabajarlo se sienten siempre indefensos, convirtiéndose en blanco fácil de abusos.

Estadísticas para tener en cuenta:

Una de cada cinco muertes violentas femeninas tiene lugar en el hogar.
Nueve de cada 100 mujeres que conviven con su pareja, son objeto de agresiones físicas por parte de su compañero o esposo.
Ocho de cada 100 padecen violencia de tipo sexual.

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