viernes, 19 de septiembre de 2008

Zonas erógenas...¡A tocar, tocar y disfutar!





No hay peor enemigo en las relaciones que la monotonía y esto repercute también en el sexo; muchas parejas se quejan de que su vida sexual está acabada o que es más divertido ver televisión que darse un momento con su pareja.

Por otro lado, es cierto que la falta de creatividad y las pocas ganas de ponerle "algo más" a la relación, pueden ocasionar incluso que termine. Nada sale de la nada, para que las cosas vayan bien hay que pensarle un poquito y "aventarse" a probar cosas que seguramente no están tan lejos de tu alcance.

Mucho tienen que ver el ritmo de vida, las costumbres e ideas, pues algunos tienen miedo o pena a experimentar; otros, esperan que sea la pareja la que tenga la iniciativa; se deja de lado la imaginación, de gran ayuda a la hora de la verdad.

Zonas ero... ¿qué?

El órgano más grande de nuestro cuerpo es la piel y, como tal, nos da muchas sensaciones placenteras. ¿Cuántos no brincamos ante el sólo roce de una mano, de todo un cuerpo, de un beso o una caricia? Sentimos un cosquilleo que nos recorre todo el cuerpo, nos ponemos rojos o "calientes" y todo eso nos invita a algo más.

Seguro todos hemos oído hablar de las zonas erógenas, relacionadas 100% a la sexualidad; son partes del cuerpo sensibles a una estimulación, la cual puede llegar de muchas maneras y que, de cierta forma, nos prepara para la relación sexual.

César Pérez, sexólogo, nos comenta:

"No podemos generalizarlas, pues en cada persona hay distintas zonas erógenas; aunque las más comunes son el cuello, los órganos sexuales, los pezones, los muslos, las piernas, los glúteos, la espalda."

A pesar de que hay unas muy comunes, cada persona ubica y reconoce cuáles son sus zonas erógenas (si se lo permite), pues aún en una misma zona cada persona tiene una sensación diferente. La estimulación de una zona erógena casi siempre nos lleva a una respuesta sexual, "te excita o mantiene la excitación."

Ya se ha comentado sobre el aventarse a conocerse, autoexplorarse, pues sólo así podrán identificar qué les gusta y qué no. Las zonas erógenas están presentes, pero si no se descubren, no se podrán disfrutar: "Hay muchos que no permiten que les toquen determinada parte, aún sabiendo que les gusta; eso ya es personal."

Sabemos que los órganos sexuales son por excelencia una zona erógena, pero hay muchas que ni nosotros mismos conocemos. Así que lo ideal es que se dejen un poco atrás los tabúes respecto a los temas sexuales y que vivan su sexualidad plenamente, que se atrevan a sentir. No es una invitación, pues a fin de cuentas cada uno es dueño de su cuerpo y por lo tanto de cómo vive su sexualidad.

Las zonas erógenas van cambiando con los años, "cuando sé es adolescente, se desconocen muchas; con el paso del tiempo y la experiencia, se van descubriendo más; es importante que se atrevan a conocerse, pues una determinada zona erógena puede ser descubierta y tratada de formas distintas; no se responde de igual forma ante un beso o una caricia, ni tampoco ante una persona u otra".

Es importante decir que la mente juega un papel muy importante, pues aunque las zonas erógenas deben responder de forma casi automática, pues son sensibles, si las toca alguien por quien sentimos rechazo, la respuesta no será igual que si es alguien que nos gusta.

El sexólogo recomienda además que se vaya descubriendo poco a poco y que se animen a decir si algo les gusta o no, ya que por pena puede que se priven de satisfacción.

Las zonas erógenas son parte de nuestro cuerpo y depende de cada uno si las ignoramos o hacemos uso de ellas. Son aliadas en las relaciones sexuales y cumplen un papel importante en la sexualidad.

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